domingo, 26 de abril de 2009

Fotografía: Un Arbol- RICARDO SANCHEZ BELMONT en A&F
http://www.arteyfotografia.com.ar/4700/fotos/199496/

" Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. "
Evangelio según S.Marcos (Marcos 8:22-24)


ÁRBOLES QUE CAMINAN
La plaza de Betsaida estaba sembrada de almendros. A la sombra de uno de ellos, el más frondoso de todos, se recostaba cada mañana Bernabé, un pobre viejo que siempre llevaba sobre los hombros un grueso manto negro, lleno de manchas y de agujeros.
Bernabé - Es que, yo creo que tengo hielo metido en los mismísimos huesos, mujer. Y no se me sale con nada. ¡Si no fuera por este manto que tú me cosiste!
Hombre - Ah, viejo loco, ¿con quién estás hablando?
Bernabé - Te digo que ya no sé ni qué hacer. Si por mí fuera, me iría lejos, muy lejos... Pero, ¿y si después los árboles preguntan y les dicen que yo me fui? Los pobres, se quedan sin compañía. Pero yo creo que voy a tener que irme, sí, acabaré haciéndolo...
Bernabé hablaba solo desde hacía muchos años. Desde hacía muchos años también, sus ojos no podían ver la luz del sol. Unas brasas que saltaron del fogón donde su mujer preparaba la comida le habían dejado ciego. Un año después, murió su mujer, sin haberle dado todavía ningún hijo. Y Bernabé se quedó solo, con el recuerdo de su esposa muerta y pidiendo limosna junto a los árboles de la plaza.
........
Cuando a mediodía Jesús y yo volvimos por la plaza, ya había acabado el juego. Pero el viejo Bernabé tenía todavía los brazos atados al almendro. Jadeaba y hablaba solo, con la cara llena de salivazos.
Bernabé - Y me montaré en un barco, mujer, en uno de ésos que atraviesan el lago, y me iré. Allá, en la otra orilla, dicen que la gente es distinta, que los niños te dan la mano y que los hombres te ayudan...
Jesús - De la otra orilla del lago venimos.
Bernabé - ¿Eh? ¿Quiénes... quiénes son ustedes?
Juan - Llegamos esta mañana. Te vimos en la plaza.
Jesús - Venimos a desatarte, viejo. No tengas miedo. No nos gustó nada ese juego que jugaban contigo.
Bernabé - ¿De dónde son ustedes?
Jesús - Venimos de Cafarnaum.
Bernabé - ¿Del otro lado del lago?
Juan - Sí, de allá. ¿No has estado nunca en la otra orilla?
Bernabé - Cuando aún veía, sí. Pero de esto hace muchos años. Ya ni me acuerdo...
Jesús - Ea, Juan, vamos a desatarlo.
Bernabé - ¿Qué van a hacerme? ¡Por favor, tengan piedad de mí!
Jesús - No tengas miedo. No te haremos daño. No tengas miedo.
Jesús - ¿Te han hecho esto otras veces?
Bernabé - Esto y más. Bueno, pero ya estoy acostumbrado. Ya no me importa.
Jesús - ¿No te importa? Entonces, ¿por qué estás llorando?
Bernabé - Porque siempre me duele. No, no estoy acostumbrado. Siempre me duele…
Jesús - Vamos, vámonos de aquí.
Bernabé - ¿Que me vaya?
Juan - Sí, venga con nosotros.
Bernabé - Pero, ¿ustedes están locos? ¿A dónde me quieren llevar ustedes?
Jesús - Lejos de aquí, donde no le hagan daño.
Bernabé - Pero... pero es que yo no puedo hacer eso. ¿Cómo me voy a ir y los dejo solos? ¿Ves lo que te decía, mujer? Que yo no sé qué hacer ya... Estos forasteros me dicen que vaya con ellos, pero si me voy, ¿quién les hace compañía a los árboles y...? Bueno, si tú quieres que vaya con ellos, yo voy, mujer, pero después no digas que yo...
Jesús - Vamos, apóyese en mí, así, sujétese bien para que no tropiece. Vamos...
Y nos fuimos alejando de la plaza por un camino estrecho, bordeado de palmeras, que salía fuera de la ciudad. Bernabé se apoyaba en su bastón y en la mano ancha y callosa de Jesús. Cojeaba un poco.
Seguimos caminando, alejándonos cada vez más de la ciudad. El sol del mediodía abrasaba el camino y hacía brillar las hojas de los árboles. El ciego Bernabé no podía ver aquella luz que a nosotros nos deslumbraba.
Bernabé - Es lo que yo digo, muchachos, que los hombres son peores que las bestias. Porque las bestias matan para comer, pero los hombres hacen daño sólo por el gusto de hacerlo... ¡y encima se ríen! ¿Sabes lo que me hacen a mí? Me escupen, me escupen en la cara... en los ojos. ¿Te das cuenta?
Jesús - Oiga, espérese un momento...
Bernabé - ¿Qué... qué estás haciendo tú? No, no me hagas eso, muchacho... tú no... tú no...
Jesús escupió en sus manos y con los dedos mojados en saliva tocó los ojos del ciego.
Jesús - Espérese, quédese quieto. ¿Sabe una cosa? Que los hombres a veces somos malos. Pero Dios siempre es bueno.
Bernabé - Oye, oye, ¿qué me estás restregando tú en los ojos?
Jesús - Nada, no se preocupe. Ahora, ábralos...Jesús quitó los dedos de los ojos de Bernabé.
Jesús - ¿Puede ver algo?
Bernabé - Yo... yo... ¡sí, sí! Estoy viendo muchos árboles... Y te veo a ti y a tu compañero. Parecen árboles que caminan...Jesús se acercó al ciego y le puso otra vez la mano sobre los ojos. Bernabé estaba llorando.
Jesús - ¿Qué pasa? ¿Por qué llora?
Bernabé - He vuelto a ver los árboles, muchacho. Allá en la plaza del pueblo, los almendros han sido mis únicos amigos, ¿sabes? Me han dado sombra y, cuando llegaba su tiempo, me han dado sus frutos. Ahora los volveré a ver... A los hombres, no, a ésos no quiero verlos.
Juan - Pero nos está viendo a nosotros.
Bernabé - Ustedes han sido amigos míos... como los árboles.
A través de sus lágrimas, Bernabé comenzó a distinguir el camino, las piedras, las flores. Y allá, a lo lejos, las siluetas de las casas de Betsaida.
Bernabé - No quiero volver allá.
Jesús - No, no vuelva a ese pueblo. Siga mejor por este camino. Al caer la tarde, llegará a Corozaim. Quédese allí. Y no le cuente a nadie lo que ha pasado. Y tampoco haga nunca a nadie lo que no le gustó que le hicieran a usted.Bernabé nos miró con sus ojos pequeños y arrugados, llenos ahora de luz. Y cojeando, con su largo bastón, se puso en marcha. Como siempre, iba hablando solo...
Bernabé - Si lo hubieras visto tú, mujer... Era un hombre, pero parecía un árbol. Podías apoyarte en él y daba sombra. Si lo hubieras visto tú, mujer...Y el viejo Bernabé se fue alejando hasta perderse en el horizonte, iluminado por el grande y rojo sol de Galilea.

fragmento del relato Arboles que caminan.
http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1300064

8 comentarios:

  1. Marcos fue probablemente discípulo de Pedro, escribió alrededor de los años 50-60, basado en relatos llegados a él, no fue testigo presencial de los hechos. Utilizó un leguaje coloquial, y redactó en griego.
    La frase pronunciada por el anciano ciego : Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan .. impacta.
    Me gustó el relato libre que das a conocer. Es clarificador.
    Y la fotografia, mención especial, una obra de arte.
    Un beso.
    Y un saludo especial a Ricardo Sanchez Belmont, es un artista.

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  2. Preciosa foto y bello cuento. cuando se hace daño a las personas, éstas, se vuelven desconfiadas y, piensan que todas son igual e iran ha hacernos daño. Pero aquí en este cuento, hemos visto que hay personas malas, pero también quedan algunas, bastantes personas buenas. Bella historia.

    Un abrazo.

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  3. Gracias Mimi,son perfectos esos datos para ubicarnos contextualmente.
    También me pareció interesante el relato que encontré en la red .. un cuento, basado en textos bíblicos.
    Y, el obsequio de Ricardo .. sin palabras, un genio !!
    Un beso.

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  4. Gracias por verlo Isa.
    Sí, esa conclusión obtenemos del relato y, la primera reacción del anciano al recobrar la vista, comparando a los hombres buenos con árboles .. es para pensar ..
    La preciosa creación de Ricardo está en su galería en A&F, todo un honor que esté en mi blog !!!
    Gracias, un abrazo.

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  5. Una hermosa narración que da que pensar en la actitud de los hombres. Hacemos una reflexión, un alto en el camino de la frondosa arboleda?
    Felicidades por el texto! La fotografía de Ricardo espectacular!
    Un abrazo!

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  6. Pues si, a la sombra de ellos y en sintonía con la naturaleza podemos reflexionar sobre estas cosas y sentir la fuerza vivificante de los árboles. Bien lo sabes, amiga .. se de tu pena cuando son derribados insensiblemente.
    Gracias Luz !
    El trabajo de Ricardo es .. muy bueno !!! También su generosidad.
    Un abrazo !!

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  7. no solo la gente importante puede tener nua bonita historia oculta, cualquiera puede tenerla. o bonita y triste a la vez.

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  8. claro que si amigo key, de hecho todos tenemos alguna historia bonita que recordar, aunque oculta, y también alguna bonita y triste ..para recordar, porque son "nuestras ", las historias de nuestra vida.
    gracias por tu visita, un saludo desde Argentina.

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