domingo, 31 de mayo de 2009

soñar la flor azul ..


¿ Existió alguna vez el reino de la flor azul? ¿Dónde se encontraba?
El poeta Novalis nos lo legó.
Lo describió en una extraña novela mística, inacabada y de publicación póstuma: Enrique de Ofterdingen, inspirada en la leyenda de un trovador del siglo XII del mismo nombre.

Un reino inalcanzable

Novalis inició Enrique de Ofterdingen con el famoso sueño de la "flor azul", símbolo de la poesía. En dicho sueño, próximo a la alegoría, nos encontramos con una rara geografía: grietas en las rocas, cascadas y torrentes que se remontan sin dificultad, luz inmaterial que se filtra por todas partes. El protagonista, contrafigura del poeta, vislumbra un paraíso donde crece la flor azul y desde entonces ese espacio inefable adquiere para él más realidad que la realidad misma. En su búsqueda de la flor, Enrique tiene que atravesar diversas etapas guiado por los sueños en cuya esencia superior cree: son la vía para conocer sus secretas regiones interiores. Tras numerosas aventuras en pos de la flor maravillosa, un amanecer en Turingia, con el horizonte azul evocador de la sublime aparición, brotan en el poeta "las viejas melodías de su alma". De esta forma, la poesía -concebida como un instrumento de reconciliación mágica, de transfiguración real del mundo- triunfa y el héroe se extasía en la contemplación absoluta de la flor ...

LA FLOR AZUL
El importante significado metafísico de la flor azul se explica por una parte porque la flor es "una imagen arquetípica del alma" y "una emanación numinosa del inconsciente", según Carl G. Jung. En cuanto a su color, el azul es el más profundo, puro, frío e inmaterial de los colores y por ello se considera símbolo de la irrealidad onírica y sugiere una idea de eternidad serena y elevada, sobrehumana o inhumana."El azul no es de este mundo", expresa Jean Chevalier al referirse a la forma en que el pensamiento consciente deja poco a poco lugar al inconsciente, igual que "la luz del día deviene insensiblemente luz de noche, azul de noche".Este símbolo de la eterna añoranza, del poder de la imaginación y de los mundos de ensueño se convierte en la imagen central de las visiones de Novalis. Así pasa a convertirse en un símbolo de la poesía y la nostalgia entre los románticos: es inaccesible y tiene que seguir siéndolo.



Fotografía:http://www.arteyfotografia.com.ar/3544/fotos/128258/


Recomiendo visitar http://soledadsanchezm.blogspot.com/2009/06/la-rosa-azul.html
Gracias Soledad !

viernes, 29 de mayo de 2009

libertad

Fotografía: http://www.arteyfotografia.com.ar/3544/fotos/111830/


Una carta de amor.

Todo lo que de vos quisiera

es tan poco en el fondo

porque en el fondo es todo

como un perro que pasa, una colina,

esas cosas de nada, cotidianas,

espiga y cabellera y dos terrones,

el olor de tu cuerpo,

lo que decís de cualquier cosa,

conmigo o contra mía,

todo eso es tan poco

yo lo quiero de vos porque te quiero.

Que mires más allá de mí,

que me ames con violenta prescindencia

del mañana, que el grito

de tu entrega se estrelle

en la cara de un jefe de oficina,

y que el placer que juntos inventamos

sea otro signo de la libertad.

J.Cortázar

martes, 26 de mayo de 2009

Un Techo para mi País

Información enviada por Magalí, que celebró el Día de la Patria construyendo.

Mayo 23,24 y 25, 2009 : Buenos Aires, 100 familias con un techo más digno.

Un Techo para mi País (UTPMP) es una organización latinoamericana que nace en Chile en 1997, luego de que un grupo de jóvenes universitarios apoyados por Felipe Berríos S.J., sintiera la necesidad de denunciar la situación de extrema pobreza en que viven millones de personas en asentamientos, a partir de la construcción de viviendas de emergencia y la ejecución de planes de habilitación social. Surge así la necesidad de convocar a toda la sociedad, dando a conocer que la falta de oportunidades y las condiciones en que viven más de 200 millones de latinoamericanos representan una injusticia que nos involucra y compromete a todos.Desde el año 2001 UTPMP comenzó a expandirse por Latinoamérica y hoy ya está presente en 12 países. Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú y Uruguay se unen a través del trabajo de miles de voluntarios y comunidades que luchan por un continente más justo.
UN TECHO PARA MI PAIS ARGENTINA es asociación civil sin fines de lucro, formada por jóvenes voluntarios. Trabajamos junto a familias en situación de extrema pobreza, para mejorar su calidad de vida a través de la construcción de viviendas mínimas.Tenemos la convicción de que un mundo mas justo es posible y lejos de quedarnos en pensamientos y conversaciones estamos dispuestos a hacer lo que sea necesario para cambiarle la cara a América Latina.
Nuestros Principios:

Ser un proyecto liderado por jóvenes.

Involucrar a toda la sociedad.

Ser una organización sin fines de lucro.

Autonomía política y religiosa.

No asistencialismo.

Confianza.

Transparencia.


Pilares que guían nuestro trabajo:

Voluntariado.Excelencia.Profesionalismo.Trabajo en equipo.Austeridad.Creatividad.Búsqueda y entendimiento de la diversidad cultural.Alegría.Coherencia.
NO DEJES DE VISITAR ESTA PAGINA
Y VERAS QUE NO TODO ESTA PERDIDO

http://www.untechoparamipais.org.ar/espanol/index.php
Y LOS VIDEOS LOS ENCONTRAMOS EN:
http://www.untechoparamipais.org.ar/espanol/index.php?option=com_content&task=view&id=52&Itemid=62

lunes, 18 de mayo de 2009

las soledades de babel


¿Aún hay alguien allí afuera?
¿Aún hay alguien aquí adentro?











La soledad es nuestra propiedad más privada
viejo rito de fuegos malabares
en ella nos movemos e inventamos paredes
con espejos de los que siempre huimos


la soledad es tiempo / veloz o detenido /
reflexiones de noria / espirales de humo /
con amores in vitro / desamores in pectore /
y repaso metódico de la buena lujuria


la soledad es noche con los ojos abiertos
esbozo de futuro que escondió la memoria
desazones de héroe encerrado en su pánico
y un sentido de culpa / jubilado de olvido


es la tibia conciencia de cómo deberían
haber sido los cruces de la vida y la muerte
y también el rescate de los breves chispazos
nacidos del encuentro de la muerte y la vida


la soledad se sabe sola en mundo de solos
y se pregunta a veces por otras soledades
no como via crucis entre ánimo y ánima
más bien con interés entomológico


todavía hace un tiempo / en rigor no hace tanto
las soledades / solas / cada una en su hueco
hablaban una sola deshilachada lengua
que en los momentos claves les servía de puente


o también una mano una señal un beso
acercaban al solo la soledad contigua
y una red solidaria de solos conectaba
las geografías y las esperanzas


en el amor y el tango los solos se abrazaban
y como era de todos el idioma del mundo
podían compartir la tristeza y el goce
y hasta se convencían de que no estaban solos


pero algo ha cambiado / está cambiando
cada solo estrenó su nueva cueva
nuevo juego de llaves y candados
y de paso el dialecto de uno solo


ahora cuando bailan los solos y las solas
ya no se enlazan / guardan su distancia
en el amor se abrazan pero piensan
en otro abrazo / el de sus soledades


las soledades de babel ignoran
qué soledades rozan su costado
nunca sabrán de quién es el proyecto
de la torre de espanto que construyen


así / diseminados pero juntos
cercanos pero ajenos / solos codo con codo
cada uno en su burbuja / insolidarios
envejecen mezquinos como islotes


aunque siga la torre cielo arriba
en busca de ese pobre dios de siempre
ellos se desmoronan sin saberlo
soledades abajo / sueño abajo

las soledades de babel
Mario Benedetti, 1991



Fotografía:http://www.arteyfotografia.com.ar/8104/fotos/202591/
http://www.flickr.com/photos/a-tabla---/3005239692/in/set-72157616787291309/

martes, 12 de mayo de 2009

los gatos del pasaje Santa Cruz

Fotografía:http://locugasura.blogspot.com/2009/04/el-dia-que-mas-nos-quisimos.html

http://www.arteyfotografia.com.ar/6185/fotos/88682/
Centinela.
Hasta hace algunos meses, en el Pasaje Santa Cruz, de Rosario el esqueleto de una vieja casa derruida albergaba decenas de gatos. La casa ya no está; algunos gatos aparecen de tanto en tanto como fantasmas demasiado reales.
Guillermo Paniaga

Esta casa, los gatos .. y la esquina del pasaje Santa Cruz son mis recuerdos .. como dice Guillermo, de tanto en tanto aparecen .. como en estos días.


Domingo en el pasaje Santa Cruz
Concepción Bertone
publicado diario La Capital, Rosario
01-02-2009

La lluvia aplacó el calor sofocante y el domingo amaneció luminoso y fresco como una invitación a caminar por el centro de la ciudad. La acepto y salgo de mi encierro de meses. Voy por calle Mendoza hacia el río y cuando cruzo Laprida siento que la vereda me lleva hacia un lugar cuya historia se ata con cabos de datos comprobables, pero también con tintes de leyenda, o quizá de ese misterio urbano necesario a mi imaginación.
Llevo sólo un cuaderno de notas, una lapicera y cigarrillos, en una pequeña bolsa de cartón. Nada que pueda alterar la paz de esta tarde rosarina ajena por unas horas a las noticias que conmueven al mundo. Me cruzo con personas con el mismo estado de ánimo que yo. A ellas se les refleja en la sonrisa cuando les pregunto si conocen el nombre de los árboles de la vereda. Nadie me puede responder. Nadie conoce el nombre de la placita seca que está en Mendoza y 1º de Mayo, ni siquiera el personal de la Municipalidad que baja de una camioneta a inspeccionarla. No salgo de mi asombro y me digo que hasta lo más obvio es algo desconocido para los vecinos, para los enamorados que se besan en una glorieta de la plaza, para los padres de los niños que juegan allí, para los que deberían conocer la ciudad que mantienen en orden.
Sigo hacia la Plaza Santa Cruz, que está a unos pasos. Hay una joven tomando sol en el borde de cemento que encajona la loma de césped. Más o menos, unos 50 metros de terreno de barranca donde sólo hay un banco, dos viejos palos borrachos y la fachada lateral de un edificio de departamentos —al que la plaza hace las veces de jardín. La calle Ayacucho impide que ese terreno se dé contra el paredón que rodea el pozo que dejó la demolición de la yerbatera, la misma que le dio su nombre al barrio. El cartel de la Municipalidad, aunque descascarado, cuenta que en ese lugar existía la mayor fuerza motriz de Rosario durante el siglo XIX. Que con el apoyo del presidente Domingo Faustino Sarmiento, el francés Julio Jeandel construyó en las inmediaciones de la casa quinta del mariscal Andrés Santa Cruz la primera fábrica de tejas vitrificadas, cuyas máquinas eran movidas por un motor a vapor de 15 H.P. Que sus altas chimeneas eran una referencia para los marinos cuando se acercaban a la ciudad. Luego se transfirió a otra firma que mantuvo su actividad hasta 1877, año en el que fue subastada, y tiempo después fue demolida.
La curiosidad me interroga cuando me pregunto: ¿qué o quién trajo al mariscal Santa Cruz a nuestra ciudad? Mi hermana es profesora de historia, pero no la tengo a mano para que me lo explique. Tampoco es lo que quiero saber en el momento en que camino hacia el pasaje, que también lleva el nombre del mariscal. Es una cuadra de calle adoquinada que sube o cae en la mirada sobrecogida por ese lugar que siempre me pareció mágico y escondido a los ojos de quien no sepa que existe. Me siento en un borde de la placita que linda con la calle estrecha, en esa brecha de respiración entre la historia de la ciudad y la mía. Mi madre nació y vivió en ese barrio cuando mi abuelo Miguel era obrero de la yerbatera. Busco una certidumbre de ese pasado allí, en el domingo fresco y silencioso, mientra fumo un cigarrillo y observo cómo ha cambiado el lugar sin mutarse en otro diferente.
Todo lo esencial de su carácter permanece intacto, no importa que haya aceptado la construcción horizontal. Su estado de intimidad se conserva en el frente enigmático de las viejas casas. En el túnel de sombra que hacen los jacarandaes sobre la calle. No hay autos. Las veredas angostas no permiten casi que dos personas caminen a la par, no hace lugar a lo ajeno. El ruido de Avenida Belgrano no traspasa los metros que lo separan de la calle San Juan.
Un hombre me pide una moneda y su apariencia de mendicante me recuerda a lo que escribe Henri Michaux sobre los mendigos hindúes, en Un bárbaro en Asia. La condición de mendigos, dice, no es un motivo de desprecio ni de autocompasión. Es la condición humana que les ha tocado y piden desde ese lugar, como si fuesen profesionales, doctorados en ese arte. Las monedas que tengo son para el colectivo. No puedo darle nada y él me mira como dándose por entendido y sigue su camino. No me pide un cigarrillo. No insiste. Percibo la comprensión que se vuelve mutua mientras se aleja y desaparece en la esquina. También percibo que algo del lugar se me escapa.
Me levanto de la butaca improvisada por el albur y camino cuesta arriba unos metros, me cruzo de vereda y también con una muchacha simpática que sale de un edificio. Le comento que estoy paseando por el pasaje porque me fascina ese lugar, y ella me dice: "lástima que ya no está la casa de los gatos".
Entonces veo el baldío enorme que choca contra la calle Mendoza. Está cerrado con un portón de carteles de publicidad y, supongo, a la espera de que los dueños lo conviertan en un lujoso edificio. Más allá, por encima del paredón, la urbanidad de los edificios desnuda lo privado a los ojos del que mira desde el lado opuesto al pozo que rodea esa pared. Me produce una especie de vértigo ver esos edificios abigarrados, como si uno se apoyara en el otro, en vilo, como a punto de caer todos juntos. Todo pende de un hilo, en el engaño que produce la vista cuando la quito del adoquín apacible.
Pero muy cerca de allí está el Monumento a la Bandera, el bullicio de la ciudad en ese ritual dominguero de las familias que van al parque a jugar con sus hijos, a compartir un mate debajo de los palos borrachos florecidos y de los eucaliptos añosos. Respiro el perfume almibarado de los carritos de pochoclo. Atravieso Avenida Belgrano con un muro de gente. Los autos están embotellados y hay una especie de caos feliz. Me enfrento con La Fluvial y eludo las mesas de los barcitos, me acerco a la baranda del río que tiene unos parapetos de un material que imita al vidrio para que las personas no se apoyen, o para evitar que se acerquen demasiado. Hay un barco muy grande, anclado en el canal. El río está tan bajo que en la orilla los barcos no se ven, salvo que una se asome con cuidado y mire con extrañeza ese fenómeno de un barco hundido con el río, y flotando. Me acuerdo de la lluvia de ayer que trajo el fresco. Me pregunto cuánta lluvia necesitará el Paraná...
Alguna vez lo vi tan crecido que los camalotes se entrelazaban y el río era una inmensa jangada verde. Desandé lo andado hasta la parada del colectivo, y volví a casa pensando que yo también desconocía el nombre de esa callecita frente a La Fluvial, por donde circula la gente: Pasaje 108, calle De los Inmigrantes. Y tanto más, no sé.

martes, 5 de mayo de 2009

como Agua para Chocolate


Autora:Laura Esquivel.

Nacida en ciudad de Mexico el 30 de setiembre de 1950.
Desde pequeña se sintió atraída por el mundo de la imaginación, de la fantasía. Ya desde entonces realizaba cuentos maravillosos que sin embargo no se atrevía a perpetuarlos con la escritura, porque aquellos mundos eran tan delicados que de apuntalarlos con el cemento de las letras se desmoronarían. Sin embargo las fantasías fueron creciendo, perfeccionándose, y vieron su máxima concreción con la imagen en movimiento: el cine. El cine fue una forma de hacer verdad ese mundo maravilloso, y empezó a estudiar cine, le puso mucha atención a las técnicas narrativas del celuloide que muy pronto estuvo trabajando al lado de quien en el futuro sería su marido: el actor Alfonso Arau. Cuando éste probó suerte como director ahí estaba Laura con una sonrisa y una perspicacia efectiva y su gran intuición de mujer.
Como guionista se estrenó en 1985. En esta época la situación cinematográfica en el país de los mayas era muy mala, y Laura se vio confinada a un pequeño retiro. Estaba ya casada con Arau. Fue entonces cuando se atrevió a poner en papel algunas de sus historias. Comenzó con la escritura de Como agua para chocolate, de estructura netamente cinematográfica, que fue traducida a 33 idiomas, plagada de premios, y recorrió el planeta abriendo el horizonte del mestizaje cultural a través del sentimiento y el sexto sentido de las mujeres. Luego publicó "La ley del amor" (1995), en 1998 editó "Intimas suculencias" y un año después "Estrellita Marinera" y en el 2000 "El libro de las emociones".Luego, en el 2001 publicó "Tan veloz como el deseo".
El contexto de la obra
La obra relata las historias vividas por una familia durante un turbulento período de la historia mexicana, la Revolución Mexicana, comprendido entre la caída de la dictadura de Porfirio Díaz en 1910 y el ascenso al poder de la burguesía, tras superar los intentos de revolución social protagonizados por los campesinos, dirigidos por Emiliano Zapata, asesinado en 1919.

Síntesis argumental
Tita, una apasionada cocinera está condenada a permanecer soltera, cuidando de su autoritaria madre hasta que ésta muera. Pero se enamora de Pedro quien, para estar cerca de ella, se casa con su hermana Rosaura.
Las recetas que Tita elabora marcan el paso de las estaciones de su vida, siempre coronados por la ausencia de Pedro, la ausencia del amor y la comprensión, encontrada únicamente en la cocinera anterior del rancho, Nacha.
Luego de idas y vueltas en su amor con Pedro, y luego de interminables peleas y abusos físicos y emocionales por parte de su madre, Tita se libera espiritualmente y es mandada por Mamá Elena a un asilo mental. En realidad va a parar a la casa de John Brown, el médico, quien se enamora de ella y le proporciona los cuidados necesarios para lograr esta libertad espiritual tan anhelada.
Al morir su madre, Tita queda viviendo en el Rancho con Pedro, Rosaura y la hija de ambos, Esperanza, a quien cuida y alimenta. Luego de muchos años, cuando Esperanza ha crecido, se produce la boda de ella con Alex, el hijo de John Brown. Al irse lejos del hogar la "niña", Tita y Pedro finalmente se encuentran solos en la casa, pues Rosaura había fallecido un año atrás. Esa misma noche, sin las presiones de ser escuchados o encontrados realizando su preciado acto de amor, se disponen a hacer al fin el amor libremente.

La historia es contada por la hija de Esperanza y Alex, a través de la explicación de las recetas de cocina de un libro que Tita comenzó a escribir para crear una nueva historia, que le fueron heredadas por su madre .
El libro se presenta de una forma muy original, capitulado a través de la preparación de estas recetas dejadas por Tita para la posteridad, y recordando los días en los que habían sido preparados expresando diferentes situaciones y estados.

La tratativa íntima de la autora.
Tratándose de una amante de la cocina, Laura Esquivel nos muestra que el arte culinario no es simplemente una actividad cotidiana para cumplir una necesidad básica sino, por el contrario, tiene miles de características especiales, perfectamente representadas en la obra. De este modo, la cocina es liberadora, pacificadora, y hasta un vínculo de comunicación y amoroso entre los personajes.
Según la autora, "UNO ES LO QUE COME, con quién lo come y cómo lo come".En una entrevista, confesó que defiende con el mismo ímpetu la literatura y la cocina. La primera, dice, es un acto de amor, y escribir le sana de sus obsesiones y sus fantasmas. Los fogones, por su parte, son su fuente de conocimiento. En su novela Como agua para chocolate descubrió a los lectores la efervescencia amorosa que surge tras degustar codornices con pétalos de rosa o el poder de recobrar la memoria que puede tener un caldo de colita de res.
Durante esta entrevista, ante la pregunta "¿Qué es para usted cocinar?", ella respondió:
Es una ceremonia de unión con el universo. Un placer enorme. A veces, lo utilizo como contrapunto a mi escritura; en otras ocasiones, como terapia. El amor siempre está presente allí. El amor, que da sentido a todo, es lo que hace de dos cosas una, y en la cocina uno hace precisamente eso: utiliza todos los elementos que conforman el mundo, juega con ellos y, en base al amor, hace una única cosa que después va a ser ingerida por los demás.
Luego del análisis de esta novela, la única conclusión a extraer de la misma es que la libertad nunca ha de ser negada a un individuo cuyo espíritu sea salvaje por dentro, aún siendo el cuerpo portador del mismo un ente sujeto a reglas, pues este espíritu no descansará hasta ver cumplido su objetivo aunque sea sólo por un momento. Tal es el caso de Tita, nuestra protagonista y heroína, que luchó hasta ver eliminada una absurda tradición familiar, como fuera su propósito desde niña, presentado incluso al lector en las primeras páginas de esta emocionante novela cargada de valor y de sed de libertad.

Fuente:
www.monografias.com/trabajos16/agua-para-chocolate/agua-para-chocolate.shtml.

Codornices en pétalos de rosas

Esta receta se ha hecho famosa a través del libro de Laura Esquivel Como Agua para Chocolate, una obra repleta de simbolismo en que la cocina se muestra como un auténtico laboratorio alquímico, de magia blanca y de hechizos de amor. Sin embargo este plato es mucho más antiguo, quizás antes de Cristo, y ya los árabes lo cocinaban en España como algo exquisitamente mágico en Ispahan..

INGREDIENTES
4 Codornices
12 Rosas perfumadas
2 cucharadas de miel
4 dientes de ajo
1 cucharada de anís
2 cucharadas de pistachos
2 cucharadas de almendras
Mantequilla
Aceite de sésamo
1 pithaya

Preparación

1.En un mortero o picadora se ponen los pétalos de rosa, las semillas de anís, los pistachos y las almendras, se pica todo bien, se incorpora la miel y se reserva.
2. Se pelan los ajos, se parten a la mitad, se retira el germen y se doran lentamente en el aceite de sésamo, luego se añade una buena cucharada de mantequilla y el picadillo de rosas, se remueve bien y se ponen las codornices previamente saladas y adobadas restregándoles medio limón o naranja. Deberán removerse bien para impregnarlas del sofrito. Luego se añade un vasito de agua en el fondo para que no se pegue el guiso, se tapa para que se hagan muy lentamente los pajaritos durante unos diez minutos, y luego se deja reposar hasta enfriarse por completo.
3. Para servir basta remover bien todo el guiso y si la salsa quedó algo seca se rocía con un poco de agua para que al recalentar no se pegue. En la presentación no pueden faltar algunos pétalos de rosa recién deshojados, a ser posible de distintos colores.Variantes del plato: Para que este plato salga bien hay que disponer de rosas rojas cuyo aroma sea muy penetrante, en caso de no disponer de ellas se pueden añadir algunas gotas de agua de rosas. Esta variante hecha con esencias implica otra que serían las codornices al azahar, se haría del mismo modo pero poniendo agua de azahar en vez de rosas.
Libaciones: Podríamos recomendar algún rosado muy joven y perfumado, quizás de Navarra, o incluso un Gewürztraminer del Somontano.