Los tejos son árboles coníferos de la familia Taxaceae, propios de las zonas montañosas, con ambientes frescos y húmedos, y que prefieren los terrenos calizos.
Pueden alcanzar una altura de hasta 20 metros. Aunque con frecuencia se desarrolla de manera desigual, su copa es piramidal con abundantes ramas que salen del tronco de manera horizontal. El tronco es grueso y con una corteza delgada de tiras pequeñas de color pardo rojizo o grisáceo, alcanzando diámetros de 1,5 metros. Son muy longevos, pudiendo superar los 1.500 años de vida.
Cada seis o siete años este árbol tiene una producción abundante de frutos. Raramente forman bosquetes, siendo lo común encontrar a los ejemplares aislados. Casi todas las partes de la planta son ricas en alcaloides tóxicos: taxina, taxol, y baccatina, siendo el primero el más peligroso, pues puede llevar a la muerte en pocos minutos. El arilo o baya es la única parte libre de taxina, pudiendo ser ingerido con la precaución de retirar la semilla.
Tienen una pequeña flor de color verde, que dará lugar a un fruto rojo, que madura en otoño, el arilo, llamado popularmente moquillo por ser un tanto pringoso. Es la única parte del árbol que no es venenosa y está libre de taxina, aunque la semilla que contiene sí es tóxica.
Su madera es muy dura, de grano fino y apretado, lo que la hace muy apta para ebanistería y talla, aunque la escasez de piezas de suficiente grosor, debido a su crecimiento muy lento, limita su uso. Durante la Edad Media fue muy utilizado en las Islas Británicas para la elaboración del arco largo, por su resistencia y flexibilidad, hecho que produjo su casi extinción en las islas.
Usos y tradiciones
Silio Itálico, Lucio Anneo Floro y San Isidoro de Sevilla señalan el uso de estas semillas en la Península Ibérica por parte de los antiguos cántabros, astures y entre los pobladores de Gallaecia como veneno para suicidarse cuando se encontraban sitiados por el enemigo o presos de éste.
Estos pueblos celtas veneraban al tejo dado que formaba parte de algunos de sus rituales al ser considerado un árbol sagrado, probablemente debido a la extraordinaria longevidad de la planta, que la hace parecer inmortal. Por esta misma razón, en España ha sido plantado profusamente en la Cornisa Cantábrica al abrigo de ermitas, iglesias y cementerios desde tiempos remotos, como símbolo de la trascendencia de la muerte, y es habitual encontrarlo en las plazas de los pueblos bajo el cual se realizaba el concejo abierto. Todo esto es lo que le ha permitido perpetuar ese halo de misterio y sacralidad que envuelve lo relacionado con esta especie.
Para tradición y cultura asturiana este árbol ha constituido un auténtico vínculo de su pueblo con la tierra, los antepasados y la religión antigua. En Asturias era costumbre el llevar a los difuntos una rama de tejo el Día de Todos los Santos, para que ella les guiara en su retorno al País de las Sombras. Durante la Noche de San Juan era asimismo usual que los mozos asturianos depositaran estas mismas ramas en las ventanas o puertas de la casa de sus pretendidas, mientras ellas les tiraban bayas de este mismo árbol.
Un dicho popular inglés recoge una enigmática tradición que hace referencia al tejo como el ser vivo más longevo:
Las vidas de tres zarzos, la vida de un perro. Las vidas de tres perros, la vida de un caballo. Las vidas de tres caballos, la vida de un hombre. Las vidas de tres hombres, la vida de un águila Las vidas de tres águilas, la vida de un tejo. La vida de un tejo, la longitud de una era. Siete eras desde la creación hasta el día del juicio.
La longitud de una era es por término medio de unos 729 años.
El tejo de Bermiego, también llamado en asturiano «Teixu l'Ilesia», es un árbol milenario de la especie Taxus baccata que se encuentra en la localidad quirosana de Bermiego.
Está plantado en la falda occidental de la sierra del Aramo, a las afueras del pueblo y dentro del recinto de la iglesia.
Este tejo milenario fue declarado monumento natural el 27 de abril de 1995 por lo que está protegido e incluido en el plan de recursos naturales de Asturias.
Su morfología es casi perfecta con una copa que mide 15 metros, 10 metros de altura y un tronco de entre 6,5 a 7 metros de perímetro .Está considerado por algunos autores como el tejo más antiguo de Europa; de hecho, ha ganado el premio de la ONG "Bosques sin Fronteras" y el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino de "árbol más longevo.
El tejo es un árbol discreto. Al verlo, muy pocos se imaginan que tras este ser de apariencia triste, se esconde uno de los árboles que más ha influído en gran parte de la historia de Occidente.
Uno de los instrumentos de madera más antiguos que se conocen, es un hacha de tejo de 36,7 cm. de longitud hallada en 1911 en Clacton (Inglaterra), a la que le calculan unos 50.000 años de antigüedad.
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Levantar el papel donde escribimos
y revisar mejor debajo
Levantar cada palabra que encontramos
y examinar mejor debajo
Levantar cada hombre
y observar mejor debajo
Levantar a la muerte
y escudriñar mejor debajo
Y si miramos bien
siempre hallaremos otra huella.
No servirá para poner el pie
ni para aposentar el pensamiento
pero ella nos probará
que alguien más ha pasado por aquí.
Roberto Juarroz
.
Hola Cecilia..interesante historia sobre el tejo..su longevidad es asombrosa en casi todos los árboles..yo no lo conocía hasta hace poco que leyendo en un blog un cuento, hablaba del veneno de sus semillas y resaltaba sus flores tan hermosas como mortíferas..Linda la poesía de Roberto Juarroz.un abrazo.
ResponderEliminarHola Cecilia..estaba leyendo sobre el tejo,árbol que conocí hace poco en otro blog y hablaba de sus mortíferas semillas y sus bellas flores en un cuento.Pero ahora recién lo conozco por las fotos que publicaste y si realmente son lindas sus flores..parecen campanitas..y la longevidad se da en casi todos los árboles..agua y proteínas del suelo es su secreto.je,je..un abrazo afectuoso.
ResponderEliminarCasi nada sabía del tejo. Creo que en América no existe, muy interesante lo que cuentas. Asombroso en cuanto a su longevidad.
ResponderEliminarUn beso.
No conocía casi nada del tejo, qué interesante todo lo que cuentas sobre este árbol, Cecilia. El poema de Juarroz, precioso. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarBuenos días Cecilia desde España.
ResponderEliminarEn verdad que este tema de los árboles y sus historias nos están llevando a descubrimientos que ni habiamos pensado.
No conocia absolutamente nada del Tejo. quiza en alguna ocasión he pasado cerca de uno pero...nunca reparé el el pero te aseguro que despues de leer tu preciosa entrada...mirare con cuidado y curiosidad a cualquier árbol desconocido que encuentre en mis paseos, viajes y recorridos.
Gracias Cecilia. Eres una mujer tan sensible y curiosa del mundo que te rodea que es un privilegio poder caminar a tu lado aunque sea en la distancia.
Felicita al
Mi mejor sonrisa para ti.
Paco
uN ARBOL super interesante gracias Cecilia por una resweña tan completa un saludo cariñoso de Begoña
ResponderEliminarAmig@s, tod@s:
ResponderEliminarNo sabía nada en absoluto acerca de este árbol, Antonio (de Granada) unas semanas atrás me sugirió indagar sobre él.
Algo que agradezco profundamente, así como a tod@s vosotr@s por los árboles que, de una u otra manera habéis acercado a este espacio.
Llevamos ya casi tres meses conociendo a estos hermanos nuestros en la tierra.
Ojalá podamos seguir, nosotros o quienes nos sucedan, compartiendo con ellos este mundo.
Gracias a tod@s.
Un abrazo.
muchisimas gracias por hacernos participes de tus bellas y sensibles letras, esta asturiana te manda un besin muy grande.
ResponderEliminaryo tamPoco lo conoCía
ResponderEliminaryes muY imporTante o fué imporTanTe
coMparto tu deSeo
¡ojala!
un beSo
Bela história...Espectacular....
ResponderEliminarCumprimentos
No sé a donde nos quieres llevar. Seguro que vas buscando el corazón de madera que se alberga dentro de nuestro hipotálamo porque antes que mamíferos fuimos más primitivos y un día fuimos árboles.
ResponderEliminarQuerida amida, ahí llevas otra perla. Se llama GINKO BILOBA y es oriundo de tus amigos japoneses. Varios Ginkos fue lo único que quedó vivo después de la bomba atómica, no sé si en Hiroshima o en Nagasaki. Se han esparcido por el mundo entero como árboles de la vida. La cale principal de Granada, España, la han llenado a ambos lados con cientos de ginkos bilobas que ahora están brotando y que te los ofrezco para compartirlos contigo. Un beso solidario con los hermanos japoneses, ahora que viven este inmenso drama del terremoto, del tsunami y, sobre todo, del desconocido escape nuclear. Un beso
Querida Cecilia:
ResponderEliminarAgradezco toda la información detallada que aportaste en mi Blog. Tus comentarios para mi son importantes, y me acercan a la esencia de la cultura japonesa que tú tanto has estudiado. Los occidentales olvidamos tan pronto, que todo es efímero y frágil, tienen que acontecer sucesos catastróficos para tomar conciencia que todo es pasajero, fugaz...Confío en la templanza nipona, en su capacidad de recomponerse y rearmarse, y espero que la tierra no nos continúe castigando...
Un beso amiga, desconocía el Tejo la de historias que guardará en su tronco y ramas.
Mi estimada Cecilia, por supuesto amiga mía tienes mi permiso. Me emociona que lo hayas solicitado.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Tatiana y gracias Antonio.
ResponderEliminarCreo que la secuencia necesaria, la "secuencia del alma" debe ser
primero la entrada de Taty en su blog
Tsumani
y luego
El árbol de la vida.
Ozna, Maby, Fernando
ResponderEliminargracias por vuestros comentarios.
Besos.