Fotografia: Monumento a los Caidos en Malvinas, en las barrancas del Rio Paraná, Rosario, Argentina.
Tomada desde el mirador del Monumento Nacional a la Bandera.
Juan López y John Ward
Les tocó en suerte una época extraña.
El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras.
López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer el Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en una aula de la calle Viamonte.Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.
Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.
Jorge Luis Borges
de Los Conjurados, 1985
BRILLANTE ! .. PARA DESCRIBIR LA SINRAZON.
ResponderEliminarEl fraticida mensaje de las batallas. Terribles recuerdos!!!
ResponderEliminarhola Luz, hoy es un dia muy especial en mi pais.
ResponderEliminarrecordamos a los chicos que enviaron a una guerra por mezquinos intereses de un grupo que quería perpetuarse y despedimos a un grande, el primer presidente post dictadura, el que llevó a juicio a los genocidas.
gracias por estar, como siempre.
la pluma de Borges la muestra en toda su crudeza
ResponderEliminarun beso Rob.